El uso de la tecnología para fines solidarios se ha desarrollado de forma casi natural. Las innovaciones para el bien social, ya sea con fines utilitarios o informativos, han tendido puentes necesarios entre la carencia, la creatividad y (por qué no) la generosidad.
Con más de 1,200 millones de personas utilizando apps en todo el mundo, la tecnología puede ser un vehículo efectivo para cerrar las brechas de exclusión social. De hecho, el proyecto M-Inclusion, liderado por Telefónica a nivel global, organiza un concurso anual para fomentar el desarrollo de soluciones tecnológicas que haga la vida más fácil a personas en riesgo de exclusión, que pueden ser personas con discapacidad física, pacientes con enfermedades crónicas, personas en condiciones de bajos ingresos o poblaciones en zonas aisladas.
Hoy, cuando está a punto de iniciarse la segunda versión del concurso, el proyecto cuenta con una base de datos de 4000 aplicaciones agrupadas en más de 20 categorías que van desde desórdenes de déficit atencional, malaria, sida, emergencias en caso de catástrofes naturales, discapacidad, embarazo y otras.
Por supuesto, todos los días se crean herramientas similares como Accesibility View, una aplicación desarrollada en Brasil que ayuda a los usuarios de sillas de ruedas a identificar rutas accesibles en la ciudad de Sao Paulo. Otra es Parking Mobility, que permite a las personas con discapacidad reportar sobre el mal uso de estacionamientos reservados a la vez que pueden ayudar a organizaciones sociales locales en Estados Unidos.
La aplicación, que fue desarrollada para mejorar las condiciones de accesibilidad de las personas con discapacidad, usa un proceso muy simple que permite informar a las autoridades sobre el uso ilegal de estos estacionamientos. Solamente tienen que tomar tres fotos: de la placa patente del vehículo, del parabrisas indicando la ausencia del certificado de discapacidad del usuario y del auto en el estacionamiento en cuestión. Las imágenes son enviadas a Parking Mobility que crea un reporte completo a la autoridad local, facilitando así la aplicación de multas. Funciona así:
Los creadores de la aplicación, que indican que uno de cada cuatro usuarios se estaciona ilegalmente en un espacio reservado, han negociado con las autoridades para que el 20 por ciento del monto de la multa sea destinado a cualquiera de las organizaciones sociales de la comunidad, a la vez que se generan más recursos para la municipalidad local. El resultado de la creatividad y la tecnología puestas al servicio de los más vulnerables.
(Via: Springwise.com y Blog RC y Sostenibilidad)
El blog de Donare 